Isidro López
Jello Biafra lideró como vocalista e ideólogo la mítica banda punk norteamericana The Dead Kennedys. Después de la disolución del grupo, ha continuado haciendo música con distintas formaciones, gestionando el sello independiente Alternative Tentacles y publicando discos hablados. Todas sus facetas están al servicio de su talento como agitador político y de su feroz humor corrosivo. LDNM ha hablado con él.
¿Cómo ha evolucionado la explosión punk norteamericana? La palabra punk ha sido usurpada por las grandes empresas del entretenimiento, para las que algo como Good Charlotte se puede llamar punk. Es cierto que tienen pintas de punkis pero suenan como los Eagles con guitarras altas. Nunca me ha gustado el punk pop; de hecho, en los primeros días, a ese estilo ni siquiera se le llamaba punk, sino new wave. A partir de 1978, las grandes discográficas dejaron claro que no pensaban contratar a más bandas punk, creo que el último grupo que firmó un contrato fueron The Dickies y fue porque su cantante trabajaba en AM. No volvieron a contratar nada punk hasta que, muchos años después, ficharon a Hüsker Dü. El criterio era sencillo: si es punk es malo, si es new wave es bueno. La escena se partió en aquel momento entre los que aceptaron lo que las compañías querían de ellos y los que se pasaron al hardcore. Estos tocaban porque les gustaba y sabían que no iban a ser estrellas del rock. Este también fue uno de los motivos de que el punk se volviera tan rápido y agresivo en América mientras que en Inglaterra era más lento y comercial porque las vías del éxito estaban más abiertas. Los Pistols, Sham 69 e incluso UK Subs estuvieron en las listas de éxitos del momento. ¿Qué relación tuvieron Dead Kennedys con la escena hardcore? Fuimos uno de los grupos duros y rápidos de aquel momento. El hardcore lo inventó un grupo de adolescentes de Los Ángeles, The Middle Class, que, para cuando las demás bandas se acercaron al hardcore, ya estaban haciendo algo parecido a Gang of Four. Nosotros estábamos muy influenciados por el sonido que venía del sur de California como Black Flag o por Teen Idols y Minor Threat, de Washington, pero luego evolucionamos hacia un estilo muy diferente de lo que estaban haciendo todos esos grupos. En los primeros días del punk no había dos grupos que sonaran igual y lo mismo ocurrió con el hardcore. El hardcore se diferenció del punk, además de por su rapidez y contundencia, porque sus seguidores eran entre cinco y ocho años más jóvenes. Desafortunadamente, más juventud quería decir mucha más violencia. Muchos de los punks más mayores dejaron este rollo debido a la violencia y las estupideces de los adolescentes. Nosotros adoptamos el sonido hardcore sin perder el toque Dead Kennedys y añadiéndolo a lo que ya teníamos: el punk y la psicodelia. ¿Cómo se politizó el punk americano?La parte política vino de San Francisco y no tanto de Los Ángeles, que es un mundo completamente diferente. San Francisco era una ciudad muy política. A pesar de las afinidades entre los hippies y los punks del setenta y siete, el enfoque político del punk no vino directamente de los hippies. En aquel momento, los activistas de la guerra de Vietnam se habían vuelto mucho más blandos, sólo estaban interesados en seguir a gurús y en rollos mucho más apáticos. Según ellos, la guerra había acabado y el trabajo ya estaba hecho. La aparición del punk provocó un abismo generacional y muchos hippies lo rechazaron en vez de darse cuenta de las similitudes con lo que ellos habían hecho antes. Sin embargo, los agentes de los grupos de Vancouver como DOA y The Subhumans eran ex hippies; ellos sí vieron que el espíritu del activismo de los sesenta estaba vivo con el punk.
Suele decir que su concierto preferido es uno que tuvo lugar en Boston en 1979, ¿qué pasó allí? Fue en un famoso club underground de Boston, una de esas noches en las que todo sale bien, tocamos muy bien, yo estuve particularmente flamígero, etc. La audiencia no estaba en absoluto preparada para nosotros. Éramos unos desconocidos abriendo para un grupo local –The Neighbourhood– que sonaba vagamente como The Jam. Durante nuestra actuación una camarera pasó por el escenario con un bandeja llena de cervezas, me miró con horror al ver lo que iba a hacer con ellas; por supuesto, las lance por los aires y voló cerveza por todas partes. La tía me persiguió por todo el club con un montón de peña detrás. Cuando me pilló, se me lanzó encima con tal cabreo que empezó a arañarme el pecho con todas sus fuerzas. Conseguí librarme de ella y subir al escenario para terminar “Holiday in Cambodia”. Hay un mito por ahí que dice que me dieron una paliza de muerte en ese concierto. No es cierto. El público pasó el resto de la actuación contra la pared del fondo del local. Creo que el único grupo que acojonaba tanto a la gente eran los Stooges. Así que me siento muy orgulloso de aquello. . Hace años se presentó a alcalde de San Francisco. ¿Le gusta que se tomen el programa que presentó como una broma? Fue una gamberrada, pero no una broma. Se trataba de ridiculizar la campaña del alcalde de entonces, otro demócrata de derechas. Algunas partes del programa tenían perfecto sentido, sigo creyendo que a los policías los debería elegir la gente del distrito donde van a trabajar. Así se puede evitar que maten a tantos chavales negros. Legalizar la ocupación también es una buena idea. Sin embargo, los medios comerciales estadounidenses se fijaron más en otras propuestas, como la que propugnaba una ley que obligara a los hombres de negocios y a los banqueros a vestir trajes de payaso. Pero incluso esta propuesta tenía un fondo serio; el alcalde de entonces quería “limpiar” el distrito comercial de pobres mientras que, en ese mismo distrito, estaban las sedes de algunas de las multinacionales más espantosas del mundo como Chevron Oil o el Banco de América. Esta es la parte del barrio que habría que limpiar. Utilicé el humor como arma y resultó que conseguí el voto de protesta: quedé cuarto de entre diez participantes.
Usted ha estudiado historia de América Latina; ¿cómo ve el giro a la izquierda que está dando el continente? Va a ser muy interesante ver cómo evoluciona esta situación. Cada cierto tiempo Bush dice que va a ir a la guerra contra Venezuela pero no creo que lo haga. Lo que sí es cierto es que montó aquel golpe para poner a un Pinochet en Venezuela y convertir el país en una marioneta de Washington. Como sabéis, el hombre de negocios al que iban a poner de dictador tuvo que salir corriendo dos días después. Bush es tan estúpido que ni siquiera sabe hacer un verdadero golpe de estado. Es un alivio; si Nixon y Kissinger estuvieran en el poder, Chávez estaría a dos metros bajo tierra. Creo que habrá otro intento de golpe en Venezuela y, desde luego, campañas de sabotaje y presiones económicas, pero dudo que el ejército americano invada el país. No nos quedan soldados, nos los hemos follado a todos en Irak. Luego está el caso de Lula y Kirchner, que tienen unas presiones tremendas. Ahora, por lo que yo sé, están intentado trabajar por la gente de su país sin que vengan los banqueros norteamericanos y europeos a machacarles. Por lo demás, lo que encuentro más interesante es la ocupación de fábricas de los trabajadores argentinos. Las están sacando adelante sin los dueños ¡A tomar por culo los dueños! Si no fuera porque los norteamericanos no tienen ni la más remota idea de que este tipo de movimiento existe en Argentina o de que hay un levantamiento campesino en Brasil y porque muchos ni siquiera han oído hablar de Bolivia, quizá se podría hacer lo mismo en Estados Unidos. El acceso de los norteamericanos a la información es cada vez más restringido.
Spoken word performance (video)
Holiday in Cambodia (live)
31 mayo 2006
Jello Biafra.Activismo punk.
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